LONDRES, Inglaterra.- A los 17 años, pensando que nadie lo emplearía por no saber escribir ni su nombre, puso su propio negocio. Contra todos los pronósticos, el emprendimiento tuvo muchísimo éxito. A partir de allí, comenzó a vivir una doble vida: una, la del triunfante hombre de negocios que le daba trabajo a 40 personas. La otra, la del hombre torturado por el analfabetísmo. Esa es la historia de Jeff Pearce, un empresario británico que hizo millones sin saber leer ni escribir.
El negocio de Pearce comenzó cuando era niño, vendiendo ropa de segunda mano en Liverpool y en el noroeste de Inglaterra. La madre comenzó a llevarlo a los mercados donde ella trabajaba, para que realizara pequeñas tareas y ganara algo de dinero, informó la cadena británica BBC.
"Palabras simples como ’gato’ yo no las podía aprender. Las leía y después de diez minutos las deletreaba al revés. La profesora creía que sencillamente era necio y quería hacerme el chistoso", cuenta el ahora millonario, quien padecía dislexia.
Durante toda su vida, Pearce tuvo que esconder lo que consideraba como un vergonzoso secreto. Para ocultarlo, necesitó varios trucos y la ayuda de su fiel esposa, Gina. Cuando tenía una reunión de negocios, ella lo acompañaba, y cuando llegaba la hora de llenar algún formulario, ella lo salvaba diciendo: "no se preocupen por esto... ustedes sigan hablando mientras yo lo hago", y se lo pasaba cuando sólo faltaba firmar. Su mujer también se hacía cargo del menú y de la carta de vinos cuando surgían importantes cenas empresariales.
Por una parte, Pearce vivía lo que define como el sueño: una casa en la ciudad, automóviles, una casa de campo con establos, caballos y mucho dinero. Pero se sentía como un estafador. Al abandonar la escuela, la profesora le dijo que nada le iba a salir bien en la vida, que era un desperdicio y que había sido una pérdida de tiempo enseñarle. "Esas palabras me acompañaron siempre. Sentía que era un fraude, que nadie que no pueda escribir su nombre podía ser millonario", contó Pearce.
Sin embargo, en 1992 tendría un punto de inflexión. La recesión económica golpeaba duro y terminó perdiendo todo, de la noche a la mañana. No obstante, volvió a los mercados a comenzar desde cero. 10 años más tarde, se recuperó y su imperio comercial estaba nuevamente de pie.
El millonario analfabeto esperó hasta estar retirado de los negocios para aprender a leer y escribir. Ahora, planea recorrer escuelas, liceos y universidades para alentar a cualquier alumno en su situación e instarlo con su ejemplo a proyectarse un futuro. Además ha publicado un libro con la historia de su vida, el que llamó “A Pocketful of Holes and Dreams” (Un bolsillo lleno de agujeros y sueños). (Especial)
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